En la década de los 70, con los últimos años del franquismo, aparecieron en España una serie de movimientos sociales que denunciaban las malas condiciones de vida en la ciudad. La falta de mecanismos democráticos hacía imposible un cambio que parara la dinámica especulativa y enmendara las grandes carencias. En ese contexto, la mayoría de las asociaciones de vecinos de Barcelona se convirtieron en plataformas reivindicativas en pro de los derechos urbanos de la población y de una vivienda digna.
Después de haber trabajado como redactor del Plan General Metropolitano de Barcelona y al tiempo que entraba en el Laboratorio de Urbanismo de la Escuela de Arquitectura de Barcelona como profesor asociado, Ricard Pié colaboró con alguna de estas plataformas vecinales como continuación natural de su actividad sindical y política durante el período universitario. En estos años, asesoró a las asociaciones de diversos barrios de Barcelona (Ciutat Vella, Nou Barris, Vallbona, etc.) y de poblaciones del entorno metropolitano (Montcada i Reixac, Ripollet, etc.). Con la llegada de José M. Socias a la alcaldía de Barcelona y el nombramiento de Juan Antonio Solans como delegado de Urbanismo de la ciudad, encargaron varios trabajos para la mejora urbana del barrio de Vallbona.
Vallbona era una urbanización marginal, situada en una de las salidas de Barcelona –en el margen derecho del río Besòs–, que había quedado aislada del resto de la ciudad por el río y el paso de varias vías rápidas y líneas férreas. Las dificultades de acceso y el abandono histórico de este sector, así como su tratamiento urbanístico en el Plan Comarcal de Barcelona de 1953, lo habían convertido en uno de los barrios más deficitarios y con mayores problemas de vivienda y urbanización de la ciudad.