El proyecto para La Marina de Calvià fue una apuesta por cambiar la dinámica de degradación que estaba sufriendo la urbanización de Magaluf e introducir un elemento que permitiera rehacer todo el conjunto. Como propuesta ambiciosa requirió de un estudio de viabilidad técnica que sirvió para fijar el proyecto definitivo.
Los problemas de una operación de este tipo eran múltiples. Magaluf era una urbanización que se había situado en una zona de saladares, sobre la barra de arena frente al mar. La ocupación de esta zona se había retrasado por las dificultades técnicas que planteaba y porque su “saneamiento” la había convertido en un basurero, así como el punto de destino de los escombros procedentes de la construcción. La introducción de una gran lámina de agua y la creación de un puerto interior modificaba la geografía del lugar y daba nuevas posibilidades al conjunto para volver a definir su rol. Por ello, hubo que evaluar los riesgos ecológicos de introducir agua marina en el antiguo saladar; estudiar como y donde debía hacerse la bocana del puerto para evitar que se produjeran daños en la zona de playa; mantener la superficie de arena, o estimar cual debía ser la oferta residencial y hotelera para generar un efecto positivo en el conjunto y equilibrar los costes.