Dentro de los trabajos de ordenación de poblaciones y parajes de alta calidad está la ordenación del centro histórico de Pollença. Este núcleo –situado en el litoral norte de Mallorca, separado de la costa– conserva un alto valor ambiental y patrimonial gracias a los cuidados que tuvieron una serie de arquitectos al servicio de la administración local, que vieron en este núcleo una plataforma para acoger la actividad artística de la isla.
El plan especial que se redactó tiene todos los ingredientes de un planeamiento de conservación y protección del patrimonio: un estudio pormenorizado del conjunto edificado; un análisis especial de las piezas monumentales; el árbol genealógico de cada tipología arquitectónica, y el diseño cuidadoso de una normativa para la adecuada conservación del núcleo. Sin embargo, la aportación más interesante fue estructurar el conjunto y darle forma y contenido a la relación que había entre las piezas más importantes del núcleo: la Escalinata del Calvari, la Plaza Mayor y los edificios monumentales. El Plan resolvió la continuidad de la Escalinata hasta la Plaza Mayor, presentándola como una secuencia encadenada de diversos episodios –que van desde lo alto del Calvari hasta el Convent, pasando por la plaza Mayor–. Al mismo tiempo, este espacio fue objeto de una reflexión específica, porque se propuso mantener su configuración, frente a un proyecto de corte decimonónico en el que se descubría la fachada de la iglesia a la plaza, que había quedado a medio hacer. Esta decisión mostraba cómo se construye la ciudad, con piezas de diferentes proyectos –a veces contradictorias–, que hacen del espacio urbano un palimpsesto de proyectos, a menudo tan interesantes como la propia obra construida.