El proyecto de Directrices de Ordenación del Litoral Canario vuelve a poner el acento en uno de los espacios más complejos, por la intensidad de usos que se desarrollan, la singularidad de los fenómenos que se producen y la convergencia y contraposición de las competencias e intereses que se dan.Este trabajo plantea algunas cuestiones sobre cómo trabajar conjuntamente desde disciplinas que afrontan el problema desde escalas y contenidos muy diferentes. Frente al discurso de la necesidad de una ordenación integrada del litoral, tal como establece la directiva europea, no está claro cuál ha de ser el método para evaluar los efectos del cambio climático, el balance ecológico y los procesos urbanizadores, la separación entre competencias de ordenación y la operativa o la seguridad de los predios y la dinámica costera; en definitiva, cuestiones de las que se espera el establecimiento de relaciones causales precisas, así como de conclusiones claras para que los poderes públicos puedan tomar decisiones al amparo de seguridades técnicas.