La reflexión sobre el turismo se inició con la revisión de los planes de ordenación urbanística de varios municipios de la Costa Brava. Frente al urbanismo metropolitano y el de base rural en el que se había trabajado, el urbanismo turístico aparecía como una fórmula heterodoxa y extremadamente depredadora del territorio, que se presentaba como otro desarrollo más de un sistema económico, que convertía cualquier nueva demanda social en otra fórmula para aumentar su actividad e incrementar los hábitos de consumo.
En los primeros planes, la investigación se interesó en el marco económico y la evolución histórica de este fenómeno. Posteriormente, ante las diferencias respecto a las formas urbanas de recuperación de suelo, la investigación se independizó de los trabajos profesionales y se interesó por las fórmulas primigenias de los proyectos turísticos; una de las más eficaces para sistematizar un fenómeno es investigar cuales sus primeros pasos y descubrir los argumentos y proposiciones iniciales antes de su “corrupción” especulativa. Para ello, se hizo un vaciado exhaustivo de la arquitectura turística publicada en los inicios del boom turístico y una tipificación de lo que más tarde llamamos las “piezas mínimas del turismo”. Esta reflexión entendía que el turismo de sol y playa era una actividad inicialmente colonizadora, que en su búsqueda de espacios idílicos y naturales se desarrollaba por adición de operaciones autárquicas, por la falta de servicios donde apoyarse y por razones económicas. En la investigación se estableció que había ocho tipos básicos, que se llamaron “las piezas mínimas del turismo”. De acuerdo con esta clasificación, se pudieron establecer los parámetros de referencia que utilizaban estos proyectos y qué problemas surgieron posteriormente por culpa de su densificación. Actualmente, la discusión se desarrolla en otra dirección –sin abandonar la búsqueda de proyectos de referencia de buenas prácticas–, con un interés mayor por el futuro de las áreas turísticas maduras y sus posibilidades de transformación; como ofertas turísticas renovadas y como elementos centrales para construir la nueva ciudad residencial.